Hace apenas unos días que hemos vuelto a cambiar la hora para dejarla como estaba antes de finales de marzo. El objetivo de retrasar el reloj una hora se reduce a que así podremos aprovechar mejor las horas de luz pero, ¿cómo nos afecta este cambio en el trabajo?
Cansancio físico, cambios de humor o apatía son algunos de los síntomas que sufrimos con estas alteraciones en el reloj ya que, de por sí, vivimos en un huso horario que no se corresponde con nuestro meridiano. El problema de todo esto reside en que a pesar de los cambios de hora, las jornadas laborales siguen siendo muy dilatadas, por lo que salimos del trabajo siendo ya de noche.
Todo esto se paga con cansancio, malaleche, estrés y trastornos leves del sueño. Unos efectos adversos que se sufren igualmente al ajustar el horario de verano en marzo. Una realidad que hace que muchos se pregunten si merece la pena ahorrar unos cuantos euros a cambio de dejarse la salud por el camino.