El concepto del open space no ha dejado de evolucionar desde que surgió hace ya unos años. Los nuevos y abiertos espacios de trabajo supusieron toda una revolución en el mundo empresarial respecto al concepto clásico de oficina pero no sólo como un cambio físico sino también como un cambio en el que se tenían muy en cuenta las necesidades vitales de los trabajadores.
Actualmente, las empresas consideran sus espacios de trabajo como algo fundamental para el buen funcionamiento de las mismas, motivo por el que términos como el bienestar, la flexibilidad o la vida personal de los trabajadores empiezan a ocupar protagonismo en el día a día de las oficinas.
Al fin y al cabo, las empresas están hechas por y para personas, por lo que intentar crear un espacio de trabajo que se adapte a ellas tiene todo el sentido del mundo. Aunque no existe una solución funcional que sirva para todos ya que no todas las oficinas tienen que organizarse de la misma manera, la clave está en encontrar el equilibrio entre los espacios abiertos o las zonas más íntimas para el trabajo personal o en grupo, que permitan a cada empleado trabajar donde necesite en cada momento.
Por ello, en este 2018 el objetivo a perseguir por las empresas es la movilidad enfocada a sus espacios de trabajo, adaptarse a las necesidades de cada momento y de cada trabajador y a los cambios que han traído consigo las nuevas tecnologías. Las reuniones ya no tienen por qué ser en una oficina; pueden ser a través del móvil mientras se viaja en tren o se toma un café.
Conseguir que tus trabajadores estén motivados y contentos es, sin duda, uno de los retos más importantes que persiguen las empresas. Y, entre otros muchos aspectos, el espacio de trabajo es uno de los medios para lograrlo.
Ya no se trata de ir a trabajar durante 8 horas y ya está sino de crear un entorno de trabajo amable, que potencie la productividad, ayude a conciliar la vida profesional con la personal y, lo más complicado, logre captar y retener el mejor talento.