Para ser líder no es necesario ocupar importantes cargos en grandes corporaciones sino todo lo contrario. Para ser líder sólo hay que querer serlo, crear en otras personas la necesidad de querer saber cómo hacer las cosas y por qué, las ganas de encontrar la inspiración al mirarlo y de aprender de él (o de ella, claro) para poder crecer más.
Un líder es un ejemplo, una inspiración, la motivación de todos los que creen en esa persona. Pero para ello es necesario poseer algunas cualidades que pueden ser innatas o se pueden ir aprendiendo con el paso de la vida y del tiempo.
Entre estas cualidades encontramos:
Pensar como un líder o, lo que es lo mismo, tener confianza en uno mismo. Confianza no para creerse más que los demás, sino para saber que aunque uno se puede equivocar, primero lo tiene que intentar.
Mantenerse firme pero amable. Vale que seas directora ejecutiva, pero ante todo eres persona y la amabilidad es gratis.
Conviértete en un experto o, lo que es lo mismo, sé un ejemplo para todo tu equipo.
Sé decisivo. Tomar decisiones es una de las tareas más difíciles pero importantes que existen tanto en la vida como en el trabajo. Un buen líder toma decisiones, aunque le cueste hacerlo.
Preocúpate por tu seguidores. Si tú no cuidas a tu equipo y no lo motivas lo suficiente, el éxito no llamará a tu puerta. Recuerda que sin ellos, tu empresa no es nada.
Demuestra tu compromiso. Fomenta el crecimiento personal y profesional de todas las personas que trabajan contigo.
Haz preguntas para ver qué está funcionando y, sobretodo, qué se puede mejorar.